Iglesia de San Sebastián

Situación

La Iglesia de San Sebastián se encuentra situada por debajo del castillo árabe, a pocos metros del torreón andalusí, en la plaza Juan Alonso, en el centro de la localidad de Sierro, provincia de Almería.

Historia

Tras la Reconquista, desde el 5 de junio de 1500, la población musulmana de la villa quedaba teóricamente convertida al cristianismo. El 14 de octubre de 1501, los Reyes Católicos donaron todos los bienes hábices de las rábitas y mezquitas del reino al arzobispado de Granada.

El 21 de mayo de 1492, el cardenal don Pedro González de Mendoza firmó, en la Alhambra de Granada, los documentos por los que se erigió la Santa Iglesia Catedral de Almería y la propia diócesis. El 26 de mayo de 1505 se establecieron las iglesias parroquiales del obispado de Almería. La erección apostólica de la catedral incluyó seis vicarias con 44 parroquias, quedando Santa María de Sierro como parroquia aneja a la vicaría de Santa María de Purchena, con un sacerdote beneficiado obligado a residir al menos ocho meses continuos en el pueblo y con una casa asignada como vivienda. Según el censo eclesiástico, en ese momento solo había dos familias de cristianos viejos en la localidad.

El documento de erección de la Iglesia de Almería fue el estatuto fundacional de la diócesis y se conserva en el Archivo Episcopal de Almería. Las vicarias fueron subdivisiones administrativas del obispado, incluyendo la Vicaria Mayor en Almería y otras en Purchena, Vélez, Vera, Serón y Tahal. La Vicaria de Purchena tenía un arcipreste y un mayordomo encargado de recolectar el diezmo, supervisando parroquias como la de Sierro, que contaba con un beneficiado y un sacristán responsable de instruir a los niños en la doctrina cristiana.

En 1514, mediante bula, se concedieron 6.000 maravedíes para reparar y/o construir las iglesias de la vicaría de Purchena. Según los escritos del párroco don José Jiménez, la iglesia debió erigirse a comienzos del siglo XVI sobre la antigua mezquita, reconstruyéndose con esa primera asignación.

Tras la guerra de los moriscos, el 23 de agosto de 1572, el bachiller Melgar certificó: "La Yglesia del dicho lugar (Sierro) que esta en medio del lugar, esta enhiesta e cubierta con sus puertas e bien repará e se celebra en ella". Durante los años previos a la rebelión morisca se celebraba misa, aunque no existen registros escritos. Tras la guerra, la iglesia se encontraba en buen estado y en ella se continuaban celebrando los oficios. Existía una vivienda parroquial destinada al beneficiado. En el momento del repartimiento, solo había cinco o seis cristianos viejos.

En el levantamiento y apeo de la alquería en 1572 se menciona una iglesia en condiciones para celebrar la misa, con un beneficiado adscrito a la vicaría de Purchena y la diócesis de Almería. Los tres primeros sacerdotes beneficiados fueron don Cristóbal de las Heras (1575), don Martín Daza (1576) y don Luis Casero (1576). En el reparto de tierras se asignó una suerte a don Luis Casero como beneficiado de la iglesia, con derecho a transmitirla a sus sucesores.

El primer templo edificado sobre la mezquita, rehabilitado en el primer tercio del siglo XVI, perduró hasta mediados del siglo XIX. Su tamaño era menor que el actual y contaba con dos puertas: una al mediodía (actual puerta de la calle Juan Alonso) y otra al noreste (calle Puntal), donde hoy se encuentra el altar mayor. Unas escaleras en rampa permitían el acceso a esta última.

El altar mayor se ubicaba en el centro del muro lateral derecho (actual noroeste). En el siglo XVII se añadieron cinco altares con imágenes: en el altar mayor, un sagrario de madera con un Cristo crucificado; en los otros cuatro, la Virgen del Rosario, la Virgen de los Dolores, Santa Ana y San José.

En 1852, debido a su estado ruinoso, el templo fue demolido y se edificó uno nuevo, de mayor tamaño, a un coste de 19.000 reales, de los cuales 2.000 fueron aportados por los vecinos, quienes también se encargaron del acarreo de materiales y de 400 jornadas de trabajo. Esta construcción resultó defectuosa y tuvo que ser demolida, erigiéndose en 1882 la iglesia actual.

El obispo don José Orberá y Carrión ordenó la construcción del actual templo (1882-1893), dirigido por el arquitecto Enrique López Rull, con la intervención del maestro Antonio Pérez González, basándose en los planos originales de don José Tamayo, una de las figuras más representativas de la arquitectura religiosa almeriense del Eclecticismo.

Descripción

La iglesia presenta una nave única cubierta por bóveda de cañón, con viguería de pino del país y teja árabe. Su exterior es sobrio, mientras que el interior se articula mediante columnas jónicas que enmarcan arcos de medio punto y sustentan los entablamentos. La iluminación procede de seis óculos abiertos en los lunetos de la bóveda. En 1980, el hundimiento de la techumbre obligó a su sustitución por una estructura metálica con bóveda de láminas de madera procedente de la viguería original.

El templo mide nueve metros de ancho, 21 de largo y 11 de altura sobre el piso interior. Su coro se eleva a seis metros y mide 8,5 por 5 metros. La fachada principal, orientada al sudoeste (210-215º), da a la Plaza Juan Alonso. La torre, anexa al lateral izquierdo, tiene 30 metros de altura y se accede a ella por una escalera de caracol con mamperlanes de madera. Sus campanas están dedicadas a San Juan (1946) y San Sebastián (2002).

Los muros están construidos con tapial de piedra de río, cal y arena, separados en cuerpos de un metro de altura con dos filas de adobes, alcanzando 15 cuerpos en total.

El altar mayor es una imponente tabla de mármol blanco de Macael sobre cuatro columnas salomónicas del mismo material. A ambos lados se encuentran las imágenes de los patronos, San Sebastián y San Blas, junto con la Virgen de Fátima y San Antonio sobre columnas salomónicas. El sagrario se sitúa sobre una columna central del mismo mármol.

Los retablos laterales, restaurados tras su destrucción en la Guerra Civil, albergan imágenes de San José, la Virgen del Carmen, la Virgen de los Dolores, la Inmaculada, el Padre Jesús y el Sagrado Corazón. La imagen más valiosa es un Cristo crucificado de madera, articulado, del siglo XIX, que sobrevivió a la contienda. La pila bautismal, también de mármol blanco tallado a mano, data del siglo XVIII.